La previsión meteorológica era favorable para Puebla de Lillo, y nos libraríamos de la fría niebla que dominaba (y dominó todo el día) sobre Valladolid.
Niebla que nos acompañó hasta poco antes de Puebla de Lillo y que, hecha escarcha, pintaba las cosas de blanco:

Con ella jugaba el Susarón cuando empezó a aparecer (y a desaparecer) imponente, con su inconfundible silueta (menos mal que las cámaras de fotos ya no llevan rollos de 36):






Al llegar a Puebla de Lillo se nos mostró ya esplendoroso:


El indispensable cafetín mañanero pre-monte en uno de esos agradables bares de pueblo (con polvorones, se van notando ya las Navidades):

Habíamos oído hablar, y visto reportajes, de la preciosa arista Este (uno de ellos del amigo Cienfuegos), pero llevábamos dos objetivos: subir a la cima del Susarón y bajar con tiempo para comer a gusto. De modo que, comentándolo con un señor en el bar, que lo había subido muchas veces, elegimos la que podría ser la subida más rápida: comenzar por el PR de “La Cervatina” (que arranca cerca del bar en el que comeríamos) para después desviarnos a la izquierda y ascender por la parte oeste del Susarón, ascensión muy señalizada con hitos, parecía ser:

Al fondo, a la derecha del Susarón, un colladito hacia el que tendríamos que dirigirnos:

Fresquito el día:

Subiendo:



Sobre el piquito que dejábamos a la derecha apareció Ojos Grandes con compañía:


Acometiendo ya la subida directa, por una especie de lomo o espolón muy limpio. Subida muy eficaz, a partir de aquí prácticamente no hay paso en el que no se gane bastante altura:

Dejando atrás y abajo rápidamente el piquito sobre el que se asomaban los rebecos. Y al fondo, apenas asomándose, lo que creímos identificar como el Retriñón:


Muy “jitada” toda la subida:

Puebla de Lillo quedando abajo:

Otra espectacular aparición: el Cornión, el Macizo Occidental, con la gran Peña Santa dominando, el Torco, la Torre de Enmedio, la Torre de la Horcada, la Torre de Santa María (de dcha. a izda.). Y Peña Ten enmarcándolo por la Izquierda:

Los Mampodres (alguna vez tendremos que visitarlos, yo sólo he estado, un par de veces, en la Peña de la Cruz):

Todo el conjunto:

Continuando por el limpio, rápido y bien señalizado lomo:

Ha cambiado el color de los árboles:

Fin de la subida, con la cima cerca, a la vista:


Continúa.