La Vía de la Plata – Etapa 26
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- Pepe García
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- Registrado: Mié Nov 30, 2005 11:38 pm
- Ubicación: Asturianu en Valladolid
La Vía de la Plata – Etapa 26
Viene de:
http://www.foropicos.net/viewtopic.php?f=18&t=31490
03-06-2017: Lubián (6h') – A Gudiña (11h30') - 26,8 Km (GPS) - 25 Km (Guía)
Saliendo aún de noche (como de costumbre) de Lubián:
Tocaba atravesar la Portilla de la Canda (otro nombre que oía mucho por la radio de guaje en época invernal), la segunda subida fuerte de este Camino. Pero antes había una larga bajada hasta el fondo de un barranco, por allá andaba también la autovía, que ahora ya no sube a las alturas de la Canda:
Al comienzo de la subida hacia la Canda se pasa junto al Santuario de la Tuiza. Es curiosa la historia de este santuario:
“Edificio de estilo barroco construido en 1764 con los materiales de una antigua ermita de 1508. Acoge en su interior la talla de la Virgen de las Nieves, patrona de la Alta Sanabria. Este santuario era venerado por los segadores gallegos que, a su regreso de Castilla y antes de atravesar el puerto de la Canda para regresar a sus hogares, ofrecían a la Virgen sus hoces en acción de gracias. En el año 1994 fue declarado Monumento Cultural por la Junta de Castilla y León”.
Paso sobre otro torrente y subida a la portilla. Una subida larga, dura, preciosa y húmeda. Recordé cuando la había subido dos años antes hecha un verdadero torrente. Hay quien hace esta subida por carretera, pero merece mucho la pena conocerla por camino. Coincidí por allí con Joaquín el valenciano y con otro peregrino conocido del que no recuerdo el nombre. Cada uno a su ritmo.
Mientras, fue amaneciendo, aunque no veríamos mucho el sol este día::
Y por fin ¡arriba!, ¡y entrada en Galicia! Tal como se veía en un panel podrían faltar siete etapas hasta Santiago. Sólo y todavía, iba a ser este un largo Camino:
Después de la subida, una guapa y cómoda bajada con alguna señal de Nicanor Carballo y pasando después por el pueblo de A Canda (muy solitario):
Guapo camino:
Continúa.
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03-06-2017: Lubián (6h') – A Gudiña (11h30') - 26,8 Km (GPS) - 25 Km (Guía)
Saliendo aún de noche (como de costumbre) de Lubián:
Tocaba atravesar la Portilla de la Canda (otro nombre que oía mucho por la radio de guaje en época invernal), la segunda subida fuerte de este Camino. Pero antes había una larga bajada hasta el fondo de un barranco, por allá andaba también la autovía, que ahora ya no sube a las alturas de la Canda:
Al comienzo de la subida hacia la Canda se pasa junto al Santuario de la Tuiza. Es curiosa la historia de este santuario:
“Edificio de estilo barroco construido en 1764 con los materiales de una antigua ermita de 1508. Acoge en su interior la talla de la Virgen de las Nieves, patrona de la Alta Sanabria. Este santuario era venerado por los segadores gallegos que, a su regreso de Castilla y antes de atravesar el puerto de la Canda para regresar a sus hogares, ofrecían a la Virgen sus hoces en acción de gracias. En el año 1994 fue declarado Monumento Cultural por la Junta de Castilla y León”.
Paso sobre otro torrente y subida a la portilla. Una subida larga, dura, preciosa y húmeda. Recordé cuando la había subido dos años antes hecha un verdadero torrente. Hay quien hace esta subida por carretera, pero merece mucho la pena conocerla por camino. Coincidí por allí con Joaquín el valenciano y con otro peregrino conocido del que no recuerdo el nombre. Cada uno a su ritmo.
Mientras, fue amaneciendo, aunque no veríamos mucho el sol este día::
Y por fin ¡arriba!, ¡y entrada en Galicia! Tal como se veía en un panel podrían faltar siete etapas hasta Santiago. Sólo y todavía, iba a ser este un largo Camino:
Después de la subida, una guapa y cómoda bajada con alguna señal de Nicanor Carballo y pasando después por el pueblo de A Canda (muy solitario):
Guapo camino:
Continúa.
- Pepe García
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Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Sigue:
Unos kilómetros después, llegada a Vilavella, donde sabía (por el paso anterior) que había un bar en la parte alta del pueblo en un hotel-SPA muy elegante.
Un rato agradable y cafecito (más mi habitual carajito) en el bar del hotel-SPA, charlando con una camarera muy amable y simpática, hablándole de la parada allí dos años antes en un día de mucha lluvia:
Y al camino de nuevo, precioso por toda aquella zona:
Y de repente, cuando llevaba unos cuantos kilómetros después de Vilavella, me dí cuenta de que ¡no había pagado el café! ¡Qué corte! Busqué el teléfono del hotel en Internet y llamé para disculparme. Me atendió, amabilísima, la chavala con la que había estado. Creo que se había dado cuenta de que no había pagado (¿cómo no?) y no había querido decirme nada.
A seguir, por preciosas corredoiras gallegas:
Otro pequeño pueblo, O Pereiro:
Dividiendo la cantidad (menos unos 10 que quedaban de etapa) entre 7, poco más de 30. Parece que si que faltarían 7 etapas:
Más camino (por allá se veía de vez en cuando a Joaquín el valenciano):
Continúa.
Unos kilómetros después, llegada a Vilavella, donde sabía (por el paso anterior) que había un bar en la parte alta del pueblo en un hotel-SPA muy elegante.
Un rato agradable y cafecito (más mi habitual carajito) en el bar del hotel-SPA, charlando con una camarera muy amable y simpática, hablándole de la parada allí dos años antes en un día de mucha lluvia:
Y al camino de nuevo, precioso por toda aquella zona:
Y de repente, cuando llevaba unos cuantos kilómetros después de Vilavella, me dí cuenta de que ¡no había pagado el café! ¡Qué corte! Busqué el teléfono del hotel en Internet y llamé para disculparme. Me atendió, amabilísima, la chavala con la que había estado. Creo que se había dado cuenta de que no había pagado (¿cómo no?) y no había querido decirme nada.
A seguir, por preciosas corredoiras gallegas:
Otro pequeño pueblo, O Pereiro:
Dividiendo la cantidad (menos unos 10 que quedaban de etapa) entre 7, poco más de 30. Parece que si que faltarían 7 etapas:
Más camino (por allá se veía de vez en cuando a Joaquín el valenciano):
Continúa.
- Pepe García
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Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Sigue:
Llegada a un punto importante del Camino del 2015, “el paso clave”, que vadeé en aquella ocasión con mi amigo el peregrino manchego Antonio Labián, y que quedó registrado en una acuarela. Un saludo afectuoso para él si lee esto:
Lo recordé con emoción, esta vez con mucha menos agua y ya mejor acondicionado el paso:
Cruce sobre las vías del tren y otro pequeño pueblo: O Canizo:
Llegada a un alto para dar vista por fin a lo que sería el fin de etapa: A Gudiña:
Una larga bajada para entrar en A Gudiña y llegar al albergue.,Un buen albergue (en el que, sin embargo, en el camino anterior pillé algún “bichito” que me puso bueno a picaduras):
Las rutinas de siempre, comer alguna cosa y salida al pueblo a tomar algo más y a comprar algo de comida:
Pero no había terminado el día.
Llevaba un par de días con molestias en una muela y en esta etapa había comenzado a dolerme cada vez de forma más fuerte y concreta.
Temí tener alguna infección que me complicara el resto del Camino. No sabía bien qué hacer, allí quién sabe dónde y con aquél problema. Pregunté en una tienda de comestibles por algún dentista, pero ni había ni, de haber, me hubiera recibido: era sábado. Me aconsejaron llamar al 061. Me contestaron de algún sitio, les conté el problema, quién era y cómo y dónde estaba y me dijeron que me volverían a llamar. Al poco rato me llamaron para decirme que me atendería un médico de guardia en un ambulatorio de A Gudiña en 15 minutos. Pregunté en una farmacia dónde estaba el ambulatorio y me dijeron que a un par de kilómetros en las afueras del pueblo. Un cliente que estaba allí, muy amable me dijo que me acercaba él en su coche que había aparcado junto a la farmacia. Y efectivamente me llevó, se encuentra muy buena gente por los Caminos.
El médico que me atendió me vio una caries (de la que no sabía yo su existencia), con infección, y me dijo que no me habría servido de nada un dentista porque tendría que tomar previamente un antibiótico (que me recetó, además de un analgésico) durante varios días.
Bien, el asunto parecía ir resolviéndose (y ya i ria a mi dentista al final del Camino). Volví hacia el pueblo andando y, cuando iba llegando, de repente me di cuenta de que la cámara de fotos que llevaba continuamente al hombro ¡no la tenía! ¡Amenaza de desastre mayor que el de la muela!: en la cámara no sólo tenía todas las fotos hechas en el Camino (y muchas más de antes) sino también la Credencial del Peregrino (con todos los sellos), las notas tomadas, la navaja multiusos, algún otro papel, … ¡buf!
¿Dónde habría dejado la cámara? Temí que hubiera sido en el coche del señor que me llevó -que ni sabía quién era ni dónde encontrarlo- y deseé que hubiera sido en el ambulatorio. Volví corriendo (y hasta rezando) al ambulatorio y ¡allí tenían la cámara, enorme alivio! La había dejado en la silla de al lado cuando me atendió el médico.
A partir de ahí, todo empezó a mejorar mucho. Volví al pueblo, compré la medicación y comencé el tratamiento (el médico me había advertido de que el antibiótico me podría producir cierta descomposición intestinal, problema menor comparado con todo lo anterior).
Un claro ejemplo de cómo en los Caminos cualquier despiste puede ser desastroso.
En esta etapa no había habido esta vez “paso clave” pero sí que había sido una “etapa clave”.
Tranquilo ya, con la situación controlada, una vuelta por A Gudiña.
Incluso más tarde estuve viendo junto con los dos peregrinos vitorianos (que también habían llegado allí) un partido de fútbol “importante” (creo que internacional) de no recuerdo ya qué equipos:
A dormir, para al día siguiente profundizar en la acogedora Galicia.
Continúa en:
http://www.foropicos.net/viewtopic.php?f=18&t=31494
Llegada a un punto importante del Camino del 2015, “el paso clave”, que vadeé en aquella ocasión con mi amigo el peregrino manchego Antonio Labián, y que quedó registrado en una acuarela. Un saludo afectuoso para él si lee esto:
Lo recordé con emoción, esta vez con mucha menos agua y ya mejor acondicionado el paso:
Cruce sobre las vías del tren y otro pequeño pueblo: O Canizo:
Llegada a un alto para dar vista por fin a lo que sería el fin de etapa: A Gudiña:
Una larga bajada para entrar en A Gudiña y llegar al albergue.,Un buen albergue (en el que, sin embargo, en el camino anterior pillé algún “bichito” que me puso bueno a picaduras):
Las rutinas de siempre, comer alguna cosa y salida al pueblo a tomar algo más y a comprar algo de comida:
Pero no había terminado el día.
Llevaba un par de días con molestias en una muela y en esta etapa había comenzado a dolerme cada vez de forma más fuerte y concreta.
Temí tener alguna infección que me complicara el resto del Camino. No sabía bien qué hacer, allí quién sabe dónde y con aquél problema. Pregunté en una tienda de comestibles por algún dentista, pero ni había ni, de haber, me hubiera recibido: era sábado. Me aconsejaron llamar al 061. Me contestaron de algún sitio, les conté el problema, quién era y cómo y dónde estaba y me dijeron que me volverían a llamar. Al poco rato me llamaron para decirme que me atendería un médico de guardia en un ambulatorio de A Gudiña en 15 minutos. Pregunté en una farmacia dónde estaba el ambulatorio y me dijeron que a un par de kilómetros en las afueras del pueblo. Un cliente que estaba allí, muy amable me dijo que me acercaba él en su coche que había aparcado junto a la farmacia. Y efectivamente me llevó, se encuentra muy buena gente por los Caminos.
El médico que me atendió me vio una caries (de la que no sabía yo su existencia), con infección, y me dijo que no me habría servido de nada un dentista porque tendría que tomar previamente un antibiótico (que me recetó, además de un analgésico) durante varios días.
Bien, el asunto parecía ir resolviéndose (y ya i ria a mi dentista al final del Camino). Volví hacia el pueblo andando y, cuando iba llegando, de repente me di cuenta de que la cámara de fotos que llevaba continuamente al hombro ¡no la tenía! ¡Amenaza de desastre mayor que el de la muela!: en la cámara no sólo tenía todas las fotos hechas en el Camino (y muchas más de antes) sino también la Credencial del Peregrino (con todos los sellos), las notas tomadas, la navaja multiusos, algún otro papel, … ¡buf!
¿Dónde habría dejado la cámara? Temí que hubiera sido en el coche del señor que me llevó -que ni sabía quién era ni dónde encontrarlo- y deseé que hubiera sido en el ambulatorio. Volví corriendo (y hasta rezando) al ambulatorio y ¡allí tenían la cámara, enorme alivio! La había dejado en la silla de al lado cuando me atendió el médico.
A partir de ahí, todo empezó a mejorar mucho. Volví al pueblo, compré la medicación y comencé el tratamiento (el médico me había advertido de que el antibiótico me podría producir cierta descomposición intestinal, problema menor comparado con todo lo anterior).
Un claro ejemplo de cómo en los Caminos cualquier despiste puede ser desastroso.
En esta etapa no había habido esta vez “paso clave” pero sí que había sido una “etapa clave”.
Tranquilo ya, con la situación controlada, una vuelta por A Gudiña.
Incluso más tarde estuve viendo junto con los dos peregrinos vitorianos (que también habían llegado allí) un partido de fútbol “importante” (creo que internacional) de no recuerdo ya qué equipos:
A dormir, para al día siguiente profundizar en la acogedora Galicia.
Continúa en:
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Última edición por Pepe García el Sab Nov 25, 2017 12:20 am, editado 3 veces en total.
Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Vaya susto lo de la cámara
Para algunos, ya es como una "extensión" de nuestro cuerpo
Me alegro de que vaya mejor lo de la muela y que te vayas encontrando con buena gente por el camino
Para algunos, ya es como una "extensión" de nuestro cuerpo
Me alegro de que vaya mejor lo de la muela y que te vayas encontrando con buena gente por el camino
- Pepe García
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Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Por eso fue un shock tremendo encontrarme de repente sin ella colgada. Y tenía en la cabeza la sensación de haberla apoyado en el suelo del coche del señor que me llevó. Aunque parecía muy majo. Segur que hubiera hecho todo lo posible por encontrarme.Pocholo escribió:Vaya susto lo de la cámara
Para algunos, ya es como una "extensión" de nuestro cuerpo
Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Guapa etapa, y guapos caminos.
Que pena que cuando pasé yo con la bici el día fuera tan malo y lo hiciera por carretera.
Bajando A Canda me quedé totalmente helado porque estaba empapado y no había alojamiento en ningún hostal que iba preguntando mientras mis dientes tintineaban de frío.
Me tocó quedarme en el albergue de A Gudiña, que tenía tachado por presencia de Chinches. Y claro, me lleve unas mascotas para los siguientes días encima.
En un Camino me dí cuenta que había dejado abierta la bolsa del manillar y la cámara no estaba. Por suerte sobrevivió.
Etapas más adelantes fue la cartera la que desapareció, lo cual fué aún peor. Aunque también fué recuperada.
Y otra ocasión lo que ocurrió es que la tarjeta dejó de funcionar y no podía extraer las fotos, menudo bajonazo me dio. Recuerdo que me extrajeron 4 DVDs de fotos de una tarjeta de 4Gb pero ninguna de las últimas hechas sino de las supuestamente borradas, alucinante!!!. Por suerte un día entre los muchos intentos conseguí acceder y sacarlas.
Que pena que cuando pasé yo con la bici el día fuera tan malo y lo hiciera por carretera.
Bajando A Canda me quedé totalmente helado porque estaba empapado y no había alojamiento en ningún hostal que iba preguntando mientras mis dientes tintineaban de frío.
Me tocó quedarme en el albergue de A Gudiña, que tenía tachado por presencia de Chinches. Y claro, me lleve unas mascotas para los siguientes días encima.
Yo he tenido varios sustos de esos.Pocholo escribió:Vaya susto lo de la cámara
Para algunos, ya es como una "extensión" de nuestro cuerpo
En un Camino me dí cuenta que había dejado abierta la bolsa del manillar y la cámara no estaba. Por suerte sobrevivió.
Etapas más adelantes fue la cartera la que desapareció, lo cual fué aún peor. Aunque también fué recuperada.
Y otra ocasión lo que ocurrió es que la tarjeta dejó de funcionar y no podía extraer las fotos, menudo bajonazo me dio. Recuerdo que me extrajeron 4 DVDs de fotos de una tarjeta de 4Gb pero ninguna de las últimas hechas sino de las supuestamente borradas, alucinante!!!. Por suerte un día entre los muchos intentos conseguí acceder y sacarlas.
- Pepe García
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Re: La Vía de la Plata – Etapa 26
Es tremendo, Javi, en los Caminos los despistes pueden causar desastres. Y cuando te "ayuda" alguien, peor. Cuando hicimos el Camino corriendo nos encontramos en Logroño con un chaval inglés al que habían robado la mochila, con todo lo suyo dentro mientras dormía en un parque.
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